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Ayunar: el descenso de
peso del día siguiente corresponde a perdida de la masa muscular y liberación
de liquido.
Nuestro cuerpo necesita glucosa para funcionar y el ayuno repentino pone en riesgo
la
salud, ya que hay perdida de músculo, descenso de la presión arterial, deshidratación,
etc...
Sentir la obligación de comer algo dulce: es bueno tener en la heladera siempre alimentos de bajo contenido
calórico como gelatinas, frutas, ensaladas de frutas, etc...
No realizar actividad física: el ejercicio es el principal aliado de la dieta ya que no solo ayuda a tonificar
los músculos sino a utilizar y quemar grasas que están demás.
No llevar un control
de los que se come y no planificar las comidas: planificar las comidas así como las
compras evita la improvisación y la tentación con los alimentos que están
fuera del plan.
No consumir alimentos
variados.
Saltear las comidas
principales del día: si una persona no desayuna o toma solo una infusión con edulcorante,
repercute en todo el organismo. Esta primera comida es importante para empezar el
día con energía.
Pesarse todo el
tiempo: no vivir sobre la balanza, conviene pesarse una ves por semana, a la misma hora,
con la misma ropa y la misma balanza.
No beber suficiente
liquido: Los líquidos deben ingerirse a lo largo de todo el día, durante o entre comidas. |